Vivir para trabajar o trabajar para vivir-Marcos Hurtado Pulido
Vivir para trabajar o trabajar para vivir
Pues depende…
Marcos Hurtado (1964)
“Conciliación”.
El gran mantra de la actual sociedad de “progreso” y de “bienestar”. En los
últimos tiempos se han venido tomando medidas de poca monta orientadas
mayoritariamente a las mujeres con el fin de que puedan romper su “techo de
cristal” (… todavía es muy duro de romper). También ha habido un más tímido y
torpe todavía intento de proporcionar a los varones algunas ventajas en su
organización del dilema ”ocio vs negocio”.
¡Cómo
cambiaria el panorama laboral si mujeres y hombres tuvieran los mismos (y
mejores) derechos y prestaciones a la hora, por ejemplo de tener hijos! En ese
caso, ambos géneros tendrían las mismas ventajas y, según la óptica empresarial
de hoy, las mismas trabas o lastres para ser contratados que hoy en día se
esgrimen principalmente contra las mujeres (de ahí el “techo”). Sería tema para
extenderse.
Un
país europeo anuncia esta semana que va a empezar a probar la implantación de
un calendario laboral semanal de 4 días laborables. Obviamente, este país
establece que las horas de trabajo semanal sean las mismas. Es decir, 40,
divididas en cuatro jornadas de 10 horas. No como aquí, donde un politiquillo
cachondo propone lo mismo, 4 días de trabajo, pero claro, trabajando 8 horas al
día sin recuperar las 8 horas perdidas en el nuevo día libre.
Bueno;
todo lo anterior (excepto lo del cachondo), con mejor o peor criterio y mejor o
peor resultado, no cabe duda de que se orienta hacia mejorar el bienestar de
las personas intentando incrementar su tiempo de “no trabajo”. O sea, su tiempo
de “hacer lo que le de la gana”; ya sea familia, viajes, deporte, o tocarse el
bolo en el sofá mismamente.
Y
todo eso está bien. Pero ya sean 4 o 5 días, u ocho o diez horas, existe otro
asunto que merece tratamiento en relación con la salud y el bienestar físico y
mental. ¿Hasta qué punto me aplico a mi trabajo? ¿A lo firmado en mi contrato?
¿A lo que me piden “sin límite”?¿A lo que yo mismo me impongo y creo que debo
hacer “sin límite”? Y ¿en qué medida me afecta esto a mi vida “real”? (ojo,
real).
Pues
depende. De todo hay en la viña del Señor. Dejando a un lado entornos laborales
sumergidos y no regulados ni controlados, están los que no dan ni una gota más
de lo establecido; los que no saben decir que no y acaban “por mi, por todos
mis compañeros y por mi el primero”; los que “es que pobrecitos mis compañeros
si no les ayudo y me quedo un poco más…”; y los casi peores de “es que tú no lo
entiendes porque es mi vocación y forma parte de mi vida”.
¿Mi
humilde (que casi nunca lo es) opinión? El trabajo es un gran teatro. Todo
ficticio. El escenario, los actores, el guionista y la dirección. Y en muchos
casos, claro, el público. La “vida real” está fuera.
En
el trabajo te puede tocar cualquiera de esos perfiles, normalmente la mayoría
somos actores. Unos de primera y otros secundarios. Ejecutemos nuestro papel de
la mejor forma posible y, cuando termine la función, “pa casa”. No es malo
tener ambiciones y querer llegar a guionista o director. Aquí el problema se
agudiza: se confunde una responsabilidad de mayor grado con una necesidad de
mayor dedicación en tiempo. Craso error,
aunque común. Y, como los demás lo hacen, pues no voy a ser yo el único que se
señale.
Jamás
te compensará robarle un minuto a tu vida real para dedicarlo al trabajo.
Ejecuta tu papel como un gran profesional, con alto dominio y, sobre todo, alta
eficiencia en el esfuerzo. Echar más horas que un mono y tener la mesa llena de
montones de papeles y cara de “ocupación” no te van a dar una mejor vida. Puede
que te de, y es raro, algún erróneo reconocimiento del guionista o del
director; pero no lo olvides, también son actores y para ellos “fuera” no
existes (y dentro tampoco mucho, no te engañes).
Por
lo tanto, sin duda, “trabajar para vivir”. Y sacrifico, el menor posible. No
“renta”, como dicen ahora.
Que bien sabes poner el dedo en la llaga Marcos. Además eres buen conocedor de lo que expones aquí. Que gran periodista/columnista se ha perdido el periodismo español.
ResponderEliminarSoy Enna...encantada con lo que dices...así lo veo yo también, aunque cuando el trabajo es vocacional se mezcla en el personaje, el ser con el hacer, y ya, tanto es uno dentro, como fuera de la escena.
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