“Dame pan; dame circo; dame FÚTBOL"
Forofo: persona que anima con pasión y entusiasmo a
su equipo o deportista favorito. Sinónimos: seguidor, incondicional, fanático.
Fanático: persona que defiende una creencia u opinión
con pasión exagerada y sin respetar las creencias y opiniones de los demás.
Intelectual: persona que se dedica fundamentalmente a
actividades o trabajos en los que predomina el uso de la inteligencia.
Talentoso: persona muy
inteligente o destacada en alguna ciencia o actividad.
¿Puede ser forofo un intelectual? ¿Están la
inteligencia y el talento reñidas con la “incondicionalidad” o con el
“fanatismo”? A mi juicio, la respuesta a la primera pregunta es “sí” y, a la
segunda, es “no”.
Bien es cierto que para preparar
un atentado terrorista (Dios nos libre) hace falta ciertamente una alta dosis
de talento. Pero este talento no lo tiene el fanático imbécil que se
autoinmola; lo tiene el malvado que lo planea.
Del mismo modo ocurre con la
incondicionalidad. Está reñida con el juicio, con la reflexión, con el
criterio.
Por tanto, observando el panorama
nacional ¿podríamos dar un salto mortal “axiomático” y afirmar que existe en
nuestro país una gran mayoría de forofos
del fútbol que son fanáticos y, por tanto, carecen de un nivel intelectual
saludable y no gozan tampoco de elevadas dosis de talento? Mi respuesta
particular es un sí rotundo. Si bien, por no desmerecer al “orgullo patrio”,
debo decir que esto es un fenómeno extendido a nivel mundial. ¿Qué decir de los
británicos, los sudamericanos, los balcánicos, los rusos, los australianos con “su”
fútbol?
El fútbol, una disciplina
deportiva que cuenta con un diseño
inglés (reglas) muy elaborado y afinado, más allá de un deporte que puede gozar
de cierto atractivo y puede ser disfrutado de una forma sana, se ha convertido,
a mi juicio, en un aglutinador del desahogo “apasionado” de las frustraciones y
miserias de la población. Forma parte de un terrible círculo vicioso. Si la población
se forma y educa poco, gozará de poca capacidad de criterio. Si se forma y
educa poco, dispondrá de poca capacidad para acceder a posiciones laborales
cuya remuneración le permita gozar de un nivel de bienestar que no sea muy
ajustado. Con lo cual, los gobiernos se encontrarán (podríamos decir
“disfrutarán”) con una masa social aborregada, adormecida y pobre (en todos los
sentidos) que será fácilmente manipulable hacia el fin que se estime oportuno;
normalmente, perpetuarse en los puestos de mando el mayor tiempo posible. Por
eso ningún gobierno democrático de nuestro país (de centro, izquierda o
derecha) ha tenido el coraje de “apostar con todo” (a riesgo de perder la
poltrona) por la educación. Y de aquí el resurgir y la amenaza latente (a
riesgo de explotar) de los “populismos”.
Fíjate por dónde, casi hemos
llegado a la conclusión de que el fútbol
(en su vertiente de catalizador fanático) es cómplice, origen y final del
populismo. Claro que también lo son el “sálvame”, la “isla de no sé qué” y, si
nos ponemos, hasta los “telediarios”. Pero esto ya sería tema para desarrollar
otro día.
¿De verdad aporta algo tener una
foto firmada por un millonario que se dedica a darle patadas a una pelotita?
(licencia demagógica)
Marcos Hurtado
13.01.2022
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